Yo quisiera hacer un llamamiento de manera especial a los hombres del
ejército y en concreto a las bases de la Guardia Nacional, de
la policía, de los cuarteles: hermanos, son de nuestro mismo
pueblo, matan a sus mismos hermanos campesinos y ante una orden de
matar que dé un hombre debe revalecer la ley de Dios que dice
"No matar". Ningun soldado está obligado a obedecer una orden
contra la ley de Dios. Una ley inmoral, nadie tiene que cumplirla.
Ya es tiempo de que recuperen su conciencia y que obedezcan antes a
su conciencia que a la oreden del pecado.
La iglesia, defensora de los derechos de Dios, de la dignidad humana,
de la persona, no puede quedarse callada ante tanta abominacín.
Queremos que el gobierno tome en serio que e nada sirven las reformas
si van teñs con tanta sangre.
23, MARZO, 1980/VIII 382.